lunes, 30 de enero de 2012

Arte y emigración ilegal en Europa (III)

Welcome y la mitología
 
Bilal, lo mismo que Leandro, deja su miedo en la orilla y se adentra en el gélido mar. Nada veloz. Su cuerpo se desliza sin encontrar apenas resistencia en las olas. Abre el agua con determinación. Establece una ruta hacia el deseo cuyo rastro se extingue en cuanto avanza. Lleva la frontera con él. Cada brazada es un metro que conquista para la libertad. Sus pulmones se llenan de esperanza, se desinflan de angustia. El denso vacío que se extiende por debajo de su cuerpo, se transforma en horizonte de luz que acarician sus manos alternativamente. Ve el futuro. Lo toca. Y de repente, la tormenta que estalla, el mar que se revuelve, que se pone de pie. El pánico del joven emigrante iraquí al saberse descubierto por la guardia costera británica, lo hunde. Lo sumerge en la pena más oscura. Tan sólo le faltaban 800 metros para alcanzar la playa.      

 Hero y Leandro, Rubens. 1605.

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